right through the very heart of it
Nueva York es muchas cosas para mí.
Nueva York es un edificio de cuatro pisos después de una fila de brownstones en Sunset Park, Brooklyn.
Es un departamento hermoso con una ventana al puerto y una vista espectacular (o varias vistas).
Es un colchón inflable en el piso del departamento desamueblado y varias excursiones a Ikea para ir llenándolo.
Es un barrio de inmigrantes mexicanos y dominicanos y chinos.
Es una fila de carritos de tacos abiertos las 24 horas.
Es un landlord fantástico, firefighter, y un vecino chusma e insoportable, ambos hablantes del más arquetípico NYCE, que al principio me resultaba incomprensible y luego delicioso.
Es la ardilla más copada del mundo (seriously), y todas las ardillas.
Es el tren R making every single fucking local stop.
Es buscar trabajo en internet, sin contactos, sin conocer a nadie, y tener la suerte de pegar uno groso.
Es conocer el mundo corporativo y sufrir las consecuencias del colapso económico.
Nueva York es la visita suspendida de mi papá; enterarme de que en vez de a Ezeiza para venir a verme se fue a internar, y toda la sorpresa y la mierda de la enfermedad y la lejanía.
Es llorar al teléfono en una oficina en el piso 21, y escuchar llorar del otro lado en un teléfono público del Hospital Británico.
Es el triunfo de Obama y el festejo en Harlem.
Es vivir en carne propia la crisis económica y la desocupación.
Es conseguir trabajo otra vez desde cero.
Es terminar de aprender inglés del todo, the hard way, hablando por teléfono con gente de todos los acentos posibles, gente gritando, gente enojada, gente no haciendo el más mínimo esfuerzo por hacerse entender.
Es sentirse bilingüe del todo al lograr escribir un centenar de emails diarios sin errores. (Y dejar de sentirse bilingüe poco después).
Es trabajar con la gente más cool en la oficina más cool, donde nunca pertenecí por completo pero pasé muy buenos momentos.
Es Vicky y Pablo y la amistad que construimos, desde aquel primer encuentro una mañana de domingo en Cornelia Cafe. Es conocerlos y quererlos cada vez más. Es su casamiento en el City Hall y la alegría de compartirlo con ellos. Es su generosidad y su compañía.
Es una conversación con Uralita una tarde de verano, sentadas en el pasto de Washington Square Park, en la que me iluminó con su sabiduría, como volvería hacer muchas veces en muchas otras conversaciones, de ésas que son capaces de cambiar el curso de una vida.
Nueva York es el amor y el desamor.
Es la musiquita del camión de MrSoftee taladrándote el cerebro de mayo a septiembre.
Es la conversación más triste del mundo en un futón rojo.
Es un trailer de mudanza con los muebles del amor.
Es un one-bedroom apartment en Queens, oscuro y deprimente, donde pasé días tristísimos.
Es una habitación luminosa en otro departamento del mismo barrio, en el que las heridas comenzaron a sanarse.
Es la maravilla del Metropolitan Transportation Authority.
Stand clear of the closing doors, please!
Ladies and gentlemen, we're being held momentarily by the train dispatcher [that bastard]. Please be patient.
Ladies and gentlemen, we are delayed due to train traffic ahead of us. We will be moving shortly.
A crowded subway is no excuse for improper sexual contact. If you feel you've been the victim of a crime, please report it to an MTA employee or police officer.
Es el reencuentro con Javier después de cinco años de no vernos. Es mostrarle lo mejor de la ciudad y alegrarme al ver que, contra todos sus pronósticos, se iba enamorando un poco de NY él también.
Es la alegría de pasear con visitantes de lujo. Luz, Olavia, Lala, Dolo, Ceci y Rodrigo, Pedro.
Es un edificio corporativo encima de Penn Station, con vista al Empire State Building de un lado, y al Madison Square Garden del otro.
Es el DMV de Atlantic-Pacific.
Es el US Open en Flushing.
Es varias tardes de picnic en el Central Park.
Es McSorley's.
Es una tarde de otoño en el Sheep Meadow.
Es un 4 de julio en Hell's Kitchen, viendo el show de fuegos artificiales con Pablo y Vicky.
Es otro 4 de julio en Brighton Beach con Santiago.
Es un restaurante de comida dominicana en Coney Island en el que me tomé la cerveza más reconfortante del mundo un día de 40 grados.
Es un departamento con terraza en el Upper West Side en el que fuimos por un rato lo que quisiéramos ser para siempre.
Es una horda de gente caminando por Midtown, las ejecutivas con su traje sastre gris y sus zapatillas Reebok.
Es Borough Park, Brooklyn, que es como viajar en el tiempo a alguna ciudad judía de Europa del Este en 1900.
Es una cena en The Frying Pan sobre el Hudson, interrumpida por un llamado telefónico con malas noticias.
Es una reposera y un atardecer con besos en el High Line.
Es un probador de Macy's.
Es dos borracheras memorables en dos años.
Es, por supuesto, comida variadísima, de la cual cabe destacar: el borscht de Veselka, los pancakes de Sunset Diner, los sánguches vietnamitas de Sunset Park, la pizza de Di Fara, el ramen de Momofuku, el lamb tagine de Mogador, el phở de Nha Hang Pho Viet Huong, y estoy dejando afuera *tanto*.
Es Esperanto Café, que en paz descanse. Y Espresso 77.
Es enfrentarme por primera vez a una máquina de coser en una clase introductoria en Purl, cuando todavía estaba en la calle Sullivan y era aún más encantador que ahora.
Es B&H.
Es mi larguísima caminata por Broadway.
Es una cena en un restaurante indio en el que se vertieron tantas lágrimas que los mozos nos traían pañuelos de papel a cada rato.
Es el Wollman Rink y la magia de patinar sobre hielo en el Central Park at dusk.
Es un taxi a JFK.
12 comments:
Qué lindo post Mer, me mató.
Uf, me emocionaste. Buen viaje, tengo ganas de darte un abrazo grande. =)
ay, morí. buen viaje, mer!! cuando llegas al sur?
es recordar casi sólo lo bueno después de un tiempo lejos.
con muchas ganas de verte acá
beso grande
bueno, podemos decir que le sacaste el jugo a tu estadía!
ya podés volver sin arrepentimientos :)
gua, piel de gallina y muchas ganas de que bs as te haga feliz!
te veo acá en breve! buen viaje y besos!
Buen viaje.
qué lindo post! cada cosa suena muy vivida. ¿Algún día contarás qué pasó? los que seguimos tus blogs, aunque sea anónimamente, desde hace tiempo, tus llamados y la esperanza de no hablar nunca más por teléfono con él (porque ya estarían juntos -adoré ese post), tu casamiento... queremos saber qué justifica esos días tristes.
Feliz año nuevo!
Lucía
mer, linda!
qué de cosas...
que seas bienvenida!
beso grande, tu lectora, siempre
En mi Nueva York siempre estarás tú.
quien t quita lo bailado?! suerte en lo q viene.
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