y por los corazones que se han roto en el camino
El mes pasado se cumplieron 10 años del día en que nos conocimos, en el 2001, cuando nos tocó ser compañeros de trabajo en una vetusta institución preocupada por asuntitos del lenguaje. En realidad yo ya lo tenía visto de la facultad, pero en esa modalidad tan Puan de conocer a alguien de cara pero no saber cómo se llama ni haber cruzado nunca una palabra. (Lo tenía visto y no me gustaba ni un poco. Lo tenía catalogado como "el desubicado que se aprieta a una minita en la puerta del aula de teóricos" y "el cancherito que sabe más latín que la profesora" en los prácticos de historia de la lengua española.)
Es probable que la primera palabra que cruzamos haya sido frente a este reloj. O tal vez no fue la primera, pero sí cruzamos ahí muchos de los primeros saludos, a las 2 en punto, a la hora de marcar tarjeta.
Cuando terminó la pasantía, lo fui a ver a su casa de Chacarita una tarde. Le llevé una botella de whisky de regalo (un whisky de los muchos que le regalaban a mi papá los pacientes y que yo sacaba de contrabando, total nunca se daba cuenta) y él me dio un abrazo inolvidable.
Pero, como sabemos, la historia es una red y no una vía. Y nos llevó una enormidad de ramificaciones y sufrimientos y aprendizajes llegar a este lugar hermoso en el que estamos ahora.
No puedo evitar emocionarme cuando ahora, 10 años después, el mismísimo reloj (rescatado prácticamente de la basura de la misma vetusta institución la semana pasada) está adornando una mesada en nuestra casa. Tuvieron que dar muchas vueltas las manecillas de ese reloj para que nos diéramos cuenta de que teníamos que estar juntos.
8 comments:
Awww. :)
♥
Que viva el amor!
Linda historia, y mejor contada.
Soy tu fan, desde hace muchos blogs.
Gracias por seguir escribiendo.
Bueno, dije "awww" pero en realidad quería decir "¡y yo estuve ahí cuando lo llevaron a la casa y lo pusieron a andar y se cuadró solito!" :)
Gracias, Ann.
Olavia: Cómo olvidarlo :D
Me encantó, Mer. ¡Felicidades!
Bellísimo.
asi, de a gotitas, nos vamos enterando... tan feliz, mer!
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