Tuesday, March 1, 2011

these days

Creo que es la felicidad doméstica lo que me aleja un poco del blog. También me aleja la infelicidad profunda. Pero por suerte esta vez la razón es la primera. Me doy cuenta porque los dos impulsos de postear fuertes que tuve en estas últimas semanas fueron en los dos momentos más estresantes.

El primer momento fue cometer el estúpido error de dejar mi felicidad freelancer y aceptar un trabajo “in house”. No es que a mí el freelancismo me convenza 100% - me gusta saber cuánto voy a cobrar a fin de mes, y me gusta saber que todo momento fuera de la oficina me pertenece para usar el tiempo como se me cante y sin culpa. Sin embargo, esta vez estaba disfrutando enormemente de trabajar desde casa. Y pese a eso acepté, porque me pareció bueno que mis empleadores me conozcan más y sepan cómo trabajo, y sobre todo porque es un proyecto de tres o cuatro meses, no más. Pero ufff, lo sufrí tanto la primera semana que estuve a esssssto de renunciar. Subestimé el viaje. Pensé que cruzar todo Buenos Aires dos veces por día no sería tan grave como me decían, pero rápidamente comprobé que pasar entre 2hs10 y 2hs40 por día en el 93 (o, PEOR, en el 39) es *la muerte*. Y después de los primeros cinco días me pareció que era más de lo que podía soportar. Después me fui calmando, y finalmente decidí que I’m going to suck it up, y voy a seguir trabajando hasta el fin del proyecto, para no andar renunciando por pendejadas como odiar el viaje. Y cuando toque freelancear otra vez, lo disfrutaré el doble.

El otro episodio fue el del intento de mudar a Renata a vivir conmigo. Me rompe tanto el corazón que no quiero hablar mucho del tema, pero digamos que fracasé. Sé muy bien que si hubiera “aguantado” más, ella habría terminado por adaptarse, pero después de tres noches enteras sin dormir, me pareció que era una crueldad y que no se merecía que de un día para el otro decidiéramos privarla de su jardín enorme, sus árboles, sus ventanas, Q, Wilson, los gatos del vecino, los pajaritos. Así que el lunes, después de la hora y media de bondi a casa, la metimos en una jaulita transportadora y la llevamos en el 39 y en el Roca a Adrogué. Pobrecita mi monstruo. Lo primero que hizo al salir de la jaula fue salir al jardín. Decidí dejarla que siga viviendo en paz, aprovechar que existe la opción de dejarla seguir con su vida. Ya adoptaré un gatito que no conozca las delicias del suburbio y se acostumbre desde bebé al encierro de un departamento.

De todas las reflexiones profundas acerca de la culpa, la posesión y la maternidad que se me cruzaron por la cabeza a raíz de este episodio, no vamos a hablar. Una mención especial acá para S., que se bancó estoicamente no sólo a mi gata llorando, sino *a mí* llorando, y se ocupó de comprar piedritas, alimento, jaula transportadora, acompañarme a Adrogué, etc etc.

Ahora, imagínense que si esos dos episodios fueron lo único estresante que me pasó en lo que va de este 2011, no tengo nada de qué quejarme (cf. lo que fue mi 2010). Todo lo demás se va acomodando fantásticamente. Mi mudanza ya es oficial, y de a poco voy acostumbrándome a hablar de su casa como si también fuera mía, y hasta me siento con derecho de reclamarle que me vacíe un par de cajones para guardar tonterías (cabe aclarar que me cedió ya hace tiempo la mitad del placard, o incluso un poco más). También me voy tomando el atrevimiento de poner “cosas de minita”, como la cortina del baño con lunares, o las golondrinas en la ventana de la galería, o el quilt con florcitas. S. fabricó dos muebles para la cocina que le quedaron fantásticos y facilitan la vida dentro de la cocina, que es muy pequeña pero se la banca. Ya pintamos e instalamos el más grande (donde van las cacerolas, etc) y nos falta terminar de pintar el más chico (donde van las tazas y los frascos). Lo hubiéramos terminado el fin de semana si no fuera por los imbéciles de la pinturería que nos vendieron la pintura del color equivocado (los estamos pintando de “azul preludio”, ojo). Pondré fotos cuando estén listos. Ah, también puse en la cocina los banderines de tela que fabriqué para mi oficina en NY y que tenía un poco olvidados. Y hablando de cosas olvidadas, mudé también mi máquina de coser, que no entra en acción hace demasiados meses. Creo que mi fetichismo con las telas ya se está convirtiendo en algo medio patológico. Las miro, las toco, me embeleso, pero no me animo a hacer nada con ellas. Ahora medio que le echo la culpa a que no tengo ni un minuto libre, pero cada vez me suena más a excusa barata. Le tengo mucho menos miedo a tejer, porque convengamos que es una actividad mucho más “reversible”: si te mandás una cagada, destejés y listo. Pero apenas tenga un rato voy a animarme a hacer unas cortinas para la puerta de vidrio que va del escritorio de S. a mi escritorio, porque cuando pega el sol de la tarde se me hace imposible trabajar ahí. Esto tenía mucha más urgencia cuando era freelancer, claro.

Bueno, let’s stop the rant.

9 comments:

María March 1, 2011 at 2:38 PM  

Hola,
a mí los blogs (propio y ajenos, entre los que está el tuyo) me alejan de la felicidad doméstica.

uruguaya March 1, 2011 at 5:06 PM  

volvé más seguido, mer. dale, dale, porfisssss

m. March 1, 2011 at 7:52 PM  

Hola, María. Para mí la felicidad doméstica es algo muy deseable, así que pido perdón por la parte que me toca en tu alejamiento de la misma.

Hola, Uruguaya! :) Tampoco tengo taaaanto para contar, che!

María March 1, 2011 at 11:12 PM  

Perdona vos! sonó a reclamo, pero era en todo caso un autoreclamo. Aprovecho cuando duermen la siesta o a la noche para leer y a veces me cuelgo... después me quejo de no tener tiempo para otras cosas como estrenar la máquina de coser que compré hace una semana y todavía está en la caja. Creo que aprender a coser aunque sea en línea recta va a aportar a mi felicidad y la doméstica, pero si no hubiera sido por los blogs no sabría que ese tipo de felicidad existe.

m. March 2, 2011 at 8:09 AM  

Jajaja, todo bien! Por un momento pensé "me está diciendo que mi blog es tan malo que la aleja de la felicidad", pero creo que entendí el concepto :)

María March 2, 2011 at 9:53 AM  

NO!!!!!!!!!!!! Me encanta tu blog!
Es el problema de escribir comentarios en momentos de desinhibición sin pensar demasiado y dando cosas por sobreentendido. Un beso y suerte con las cortinas! María

Flor March 2, 2011 at 9:54 AM  

Yo leo tu blog y me dan ganas de aprender a tejer, a coser... ¿será muy difícil?

m. March 2, 2011 at 10:48 AM  

María :) Estamos a favor de la desinhibición!

Flor: Coser yo todavía no sé, eh! Me compré la máquina pero no hice ni una funda de almohadón todavía. Tejer es fácil y es una maravilla de actividad. Creo que a vos te encantaría. A mí me da mucha satisfacción.
Crochet es más fácil, pero dos agujas es más gratificante para mí. Aunque depende qué quieras hacer. Si querés hacer ropa (bufandas, pulóveres), definitivamente 2 agujas. Para hacer muñequitos, manteles, colchas, o cosas así, mejor crochet.
Igual yo creo que muchas veces el producto final es una excusa, y lo divertido es el proceso. En ese caso, a mí me divierten más las dos agujas.

ru March 3, 2011 at 3:52 PM  

:) se me dibuja, además, una sonrisa enorme en el alma y en el corazón al leerte y releerte, sobre todo esta entrada.

¡Me inspiras a soñar! con el amor, con la felicidad. Gracias inmensas por escribir tu blog :)

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