Sunday, October 17, 2010

composición, tema: mi mamá

Mi mamá es la mayor de cuatro hermanos. Hija de Israel, un contador que en sus ratos libres era violinista, y de Sara, un ama de casa que en sus ratos libres se embarcaba en toda clase de emprendimientos comerciales absurdos que, inexorablemente, fracasaban.
Mi mamá se crió mitad en Adrogué y mitad en Caballito. Desde los seis años supo que quería ser médica, y nunca entendió el concepto de crisis vocacional que tanto cultivamos mis hermanos y yo al momento de decidir una carrera (y después de habernos recibido también).
Cuando estaba cursando la residencia, mi mamá se enamoró del jefe de residentes. Y cuando él consiguió un trabajo en el VA Hospital de Washington, decidieron casarse para viajar juntos. El año que viene mi mamá y mi papá cumplirán CUARENTA años de casados. Del casamiento hay una sola foto, en la que está mi mamá con sus padres y alguno de sus hermanos. Mi papá no aparece. Está vestida con un minishort y un blazer de terciopelo negro, camisa blanca, y botas negras altas. Después del trámite en el civil, fueron a la casa de Adrogué a brindar, y una hora depués se fueron al consulado a tramitar las visas. Mi mamá llegó a Washington sin saber casi nada de inglés, pero consiguió trabajo en seguida y aprendió a la fuerza.
Dos años después se volvieron a Argentina, porque mi mamá extrañaba demasiado. Mi papá, que es de los que piensan que en-el-extranjero-todo-es-mejor, todavía se lo recrimina.
Mi mamá nunca nos dejó faltar al colegio. Eso era lo único en lo que mi papá era "el bueno", el más permisivo. La única forma de conseguir permiso para un faltazo era hablar con mi papá, porque ella era implacable con el "sense of duty".
Mi mamá trabaja y trabajó muchísimo toda su vida. Yo sentía mucha envida de mis compañeros de colegio que llegaban a la casa a las 5 y tenían ahí a sus madres. La mía llegaba a las 9, cansadísima. De grande me di cuenta de que a mi mamá le apasiona su trabajo (por eso no concibe jubilarse en el futuro cercano).
A mí mamá le gusta la literatura en español, y el cine, sin ser una "entendida" y sin hacerse nunca la sofisticada. Es la persona en el mundo a la que menos le importa la televisión. Estoy segura de que no sabe prender el aparato. Sabe quién es Tinelli porque lo leyó en el diario, pero jamás lo vio en una pantalla. Cuando mi mamá lee, mueve los labios acompañando la lectura.
Mi mamá es impecable en su cuidado personal. Siempre delgada, siempre bien vestida, siempre bien peinada, depilada, maquillada, combinada. Creo que por eso sufre que yo sea tan lo opuesto en esas cuestiones. Hay puntos en los que no podríamos ser más opuestas. A mi mamá no le interesa en lo más mínimo la comida. Ella es feliz con: café, pan, queso y naranjas. No le interesa comer nada más que eso y jamás se anima a comer nada que no haya comido desde chica.
Pese a ser tan distintas en tantas cosas, mi mamá y yo siempre nos llevamos genial. No recuerdo haberme peleado con mi mamá nunca, más allá de alguna discusión pasajera. Aprovechamos el menemismo para hacer varios viajes juntas, de los cuales las dos tenemos los mejores recuerdos.
Mi mamá odia el color violeta y como yo siempre - hasta que me fui del país - compré toda mi ropa con ella, jamás tuve nada violeta. Hace unos meses me di cuenta de que, inconscientemente, desde que me fui me compré una cantidad absurda de cosas violetas. No sé qué conclusión saco de eso. ¿Me liberé de la censura antivioletística de mi madre? ¿Me animo al violeta ahora porque "no me está viendo" y entonces no corro el riesgo de su desaprobación? Debe ser mi único acto de rebeldía anti materna, mirá qué trivialidad.
A mi mamá la criaron católica, tomó la comunión, la confirmación y toda la bola. Pero después se casó con mi padre, que la llevó por el camino del ateísmo (no bautizaron a ninguno de sus hijos). Mi mamá es cientificista. Cree solo en las anovas y los double blinds. Jamás en los horóscopos, en supersticiones, ni en medicinas alternativas. En eso sí nos parecemos.
Como mi mamá fumaba una barbaridad, le dimos un ultimatum familiar y dejó, hace como 20 años. Dice que todavía siente unas ganas terribles de fumar, tantas como el primer día de abstinencia. Cada tanto, cuando mi papá prende un habano, ella se fuma unas pitadas.
Hace 17 años mi mamá tuvo cáncer de mama. Y se curó.
Mi mamá odia cocinar, pero cocina riquísimo.
De mi mamá heredé los ojos verdosos y la espalda cubierta de pecas. Hace poco mi mamá me regaló el anillo que su mamá le regaló cuando cumplió 15. Tiene un diamante y es hermoso.
Los últimos dos años fueron para mi mamá los más difíciles de su vida y cuidó - y cuida - a mi papá como nadie más podría haberlo hecho. Tenerle paciencia a mi papá, en la salud y en la enfermedad, no es tarea sencilla.
Mi mamá sufre horrores porque su única nieta está demasiado lejos. También sufre horrores por tener lejos a dos de sus hijos. Por eso sé que la hago feliz con este proyecto de volver.

(Mi mamá se merece un post mejor escrito, pero es lo que hay)





7 comments:

uruguaya October 17, 2010 at 8:05 AM  

a mí me encantó tu post. hace 17 años mi mamá pasó por lo mismo. y ahora cuida también a mi viejo, exactamente como decís, con mucha paciencia por la enfermedad. por años tuvo a su único nieto lejos, y por eso sufría muchísimo. y definitivamente fue feliz con nuestra vuelta.

besos, mer

Archienemiga October 17, 2010 at 3:21 PM  

Qué lindo post, lo leerá la mamá antivioleta? Y sé que no te conozco personalmente pero de algunas fotos tuyas da la sensación que heredaste de tu mamá mucho más que los ojos y las pecas...=)

perica October 22, 2010 at 10:25 AM  

hacélo regalo de navidad porfi.

GC es un grande October 23, 2010 at 7:08 PM  

Vengo de lo de perica...sigo llorando... hermoso.

merd December 8, 2010 at 10:54 AM  

definitivamente me llego al corazon
muy lindo

Anonymous October 2, 2011 at 11:05 PM  

lloré un poco leyendo tu post.
tenés una mamá adorable.. me hace acordar a la mía. pero nosotras odiamos el marrón.

Ana Santiago October 17, 2011 at 8:34 PM  

Ojalá pueda yo ser tan buena madre que mi hija -que hoy tiene ocho- piense de mi de la forma tan linda en la que tú piensas de tu mamá. Yo no tuve a mi mamá desde los diez, me hubiera gustado conocerla así, como para poder escribir algo así de ella.

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